2019 ha sido un año en el que he tenido la oportunidad de conocerme mejor a mi mismo. La temporada acabó casi tan pronto como empezó. La lesión que llevaba casi tres años llamando a la puerta, y que no me dejaba competir y disfrutar de lo que más me gusta, cruzó el umbral y se presentó en toda su extensión apenas en el primer trimestre del curso. Las consultas médicas iniciales confirmaban que estaba ante la enfermedad de Haglund (o tendinopatía de inserción). Dos posibilidades: pasar por quirófano o ponerse en manos de los doctores Eduardo Anitua y Mikel Sánchez y aplicar técnicas de plasma rico en factores de crecimiento (PGRF). La verdad es que no me costó nada decantarme por la segunda opción. Plena confianza, total, en ambos como ha demostrado el tiempo. 


El tratamiento ha sido duro. Apenas podía calzarme las zapatillas y mucho menos correr tras cada sesión con PGRF. Así que el complemento ideal para seguir manteniendo agil y centrado el principal “músculo” humano, la cabeza, ha sido trabajar mucho con Lucía Quintana, psicóloga deportiva. La recuperación física unida al fortalecimiento mental han sido claves para que cierre 2019 con muy buenas sensaciones en mis piernas, para que compitiera con opciones en la Behobia-San Sebastian, para que me viera donde quería en el diez mil de Salamanca y para que cruzara la meta de la San Silvestre de mi ciudad, Vitoria-Gasteiz, como a mi me gusta, con una gran sonrisa. 


Dicen que no hay buen apoyo sin al menos tres patas. He citado dos. La tercera es la conformada por mi equipo, mi gente, mi club, mis colaboradores. Y desde este año también la Escuela de Atletismo que dirijo. Ver la cara de los niños y niñas al terminar cada entreno ha sido para mi una inyección increíble y fundamental. Me regalan vida. Estos tres puntos de apoyo han hecho que mi mirada esté fija en un año 2020 al que me enfrento con una energía absolutamente renovada.

 
Es año olímpico y sabéis cuál es mi sueño. Por cumplirlo estoy trabajando más que nunca. 


Atrás dejo un año de lesión para dar paso a uno de enorme ilusión.