Apostamos por Barcelona y no he obtenido el objetivo pretendido: bajar de 2 h 14’ 30”, la mínima para el Europeo de Berlín. La empresa no era fácil y lo sabíamos Martin y yo. Circuito complejo, humedad, calor y viento. Pero teníamos que arriesgar.
He salido bien. Hoy sentía las patas en su sitio. El primer contratiempo ha sido hacia el kilómetro 6 cuando la liebre ha abandonado.
A partir de ahí he corrido en solitario y la cosa marchaba por donde quería hasta pasada la media maratón donde el viento ha empezado a soplar con fuerza y yendo solo se ha hecho cuesta arriba luchar contra él. Esto ha afectado a los tiempos kilómetros metro a kilómetro. Y en el 29 he decidido abortara el intento.
Estoy en ese momento en el que es fundamental que coincida mi buen estado de forma con las condiciones climatológicas y el circuito. En Sevilla mis piernas no estuvieron, en Barcelona las condiciones no han remado a favor de obra.
Dicen que quien no arriesga no gana. Por eso seguiré trabajando durísimo para llegar a donde quiero y se que puedo estar.