Sevilla, de momento, se ha resistido. Desde el primer metro he sentido las piernas hinchadas. No iba fluido.

De todas formas he apretado los dientes y he seguido el ritmo que llevábamos en el grupo. Llegaba muy bien de forma a Sevilla. Me sentía fuerte. Pero en el día y en la hora los músculos no han colaborado en la medida que esperaba.

No hay más. Esa es la explicación de mi retirada en el maratón hispalense. Cerca del 30 mi cabeza iba y mis piernas pesaban y frenaban. En el kilómetro 32 he optado por la única solución posible en estas circunstancias. Una decisión amarga pero el camino es largo y mi fortaleza mental persistente y dura.

Estoy trabajando mucho, voy a trabajar mucho más. Y quien trabaja siempre encuentra premio.

Gracias a todo por vuestro apoyo. Ya pienso en mañana, ya pienso en el próximo entreno. Y veremos dónde nos citamos con el asfalto.