En Hamburgo he conseguido hacer la mínima olímpica marcada por la Real Federacion Española de Atletismo y fijada en 2 horas 13 minutos.
Al final he logrado parar el crono en 2 horas 12 minutos y 55 segundos. Mi mejor marca personal en la distancia. Objetivo cumplido. Estoy preparado para ir a Rio. Ahora todo depende del seleccionador.
He sido el primer europeo en cruzar la meta y lo he hecho en la séptima posición en la clasificación general. Es para estar contento y lo estoy.
La temperatura ha sido buena pero las miradas de todos nada más amanecer se nos iban a las banderas porque advertían viento y efectivamente ha sido protagonista de la carrera.
Hamburgo no es una carrera mesetaria. Está plagada de subidas y bajadas. Si a eso se le suma el viento la cosa se torna en gesta. Abera, ganador de la prueba, es lo primero que ha declarado nada más levantar los brazos: «mucho viento».
Los parciales han sido regulares. De hecho, hemos tenido que pinchar a las liebres porque en el primer 5.000 han marcado un ritmo por encima del que tenían que marcar. Eso nos ha penalizado el paso por la media.
Así y todo he corrido con fuerza, superando las adversidades climatológicas y las físicas, propias de todo corredor maratoniano. Estoy satisfecho y orgulloso.
Por cierto, muchas gracias a toda esa gente que me han animado en directo en Hamburgo y a través de las redes. ¡Cómo se siente vuestro calor, gracias!
Y un recuerdo especial para mi equipo, para mi entrenador, Martín Fiz, para mi familia y para todos los que hacen posible que me dedique al atletismo, mi pasión: Mercedes Benz; BTI; Jorge Fernández; y Electro Alavesa.