20160416_PreviaEl domingo corro en Hamburgo. Me enfrento a una maratón en la que pelearé plenamente convencido de que puedo estar entre los tiempos de referencia de cara a tener opciones de acudir a los Juegos Olímpicos. Estoy preparado. He entrenado como nunca y tanto mi cuerpo como mi mente están alineados para conseguir el reto que me he marcado.

 

Está claro que no es una carrera más, ¿o sí? Por qué de qué va esto del deporte, ya sea popular o de alta competición. Va de disfrutar, va de sumar, va de hacernos mejores, va de superar retos. En definitiva, va de muchas cosas que se complementan y que no debemos perder nunca de vista.

 

Buscando el equilibrio entre todas ellas logramos a su vez el equilibrio personal que trasladamos a nuestro entorno y que legitima nuestra sana ambición de ganar.

 

Por eso en Hamburgo mi objetivo principal será correr y disfrutar para lograr el tiempo que necesito. Y lo haré disfrutando del ambiente, de la oportunidad que me ha dado la vida de dedicarme al deporte que me gusta e inspira, de conocer a grandes personas, de vivir experiencias únicas… Ese camino, ese zurrón, como decía mi amigo Jorge Ortiz de Urtaran en una columna que me dedicaba recientemente y de la que le estoy muy agradecido, eso ya nadie me lo va a quitar. Ya es parte de mi.

 

El domingo, como en cualquier otra carrera, me colocaré el dorsal y me dejaré la piel por ser un poquito mejor que el sábado. Con humildad y desde la honradez más absolutas presentaré mis credenciales para acompañar a Javi Guerra y Carles Castillejo a Brasil.

 

Está en mis piernas, está en mi cabeza. Lo llevo persiguiendo desde que era un «moco»: el sueño olímpico. Sé que puedo hacerlo. Y voy a por ello.