San Silvestre Vitoria 2016

Foto. Julio Roca – ZuzenkiPress

Haciendo repaso del año, objetivo de estas líneas, parece obligado recordar la consecución de la octava Txapela del Campeonato de Cross de Euskadi; la mínima olímpica en Hamburgo (Alemania); o la medalla de plata por equipos con la Selección de España en el Europeo de Amsterdam.

Citados dejo esos hitos que ya son pasado. Del 2016 me quedo con la línea ascendente que he experimentado en varios apartados: el deportivo y el mental.

En el deportivo porque comencé el curso en plena recuperación física y supe, a fuerza de mucho sufrimiento, saltar cada una de las vallas que me encontré.

En el mental porque cada una de las vallas que he saltado ha requerido esfuerzo físico y duro entrenamiento pero también cabeza fría para afrontar la siguiente. Dice uno de mis principales colaboradores que este año he cambiado y mucho. Que “la chispa eléctrica ha dado paso a una mirada fija y tranquila del que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo”.

Es mucho decir, creo, pero coincido con él en que no soy el mismo que en 2015. Y seguramente ese cambio lo ha provocado la disciplina de Filípides, donde han de unirse preparación física y dureza mental para lograr llegar a meta entre los mejores.

Si me tengo que quedar con un momento de este año, sería con el vivido en Hamburgo. Y no porque consiguiera finalmente la mínima olímpica. Ni mucho menos. Me quedo con ese momento porque el ambiente que lo rodeó, desde la preparación hasta la carrera fue perfecto. Mi equipo estuvo de 10. Todos transmitimos las necesarias señales positivas que requería el reto. Había presión, pero el índice de confianza lo superaba.

Al nuevo año solo le pido dos cosas salud para todos que sin ella no hay retos ni sueños que perseguir. Punto y final al 2016, punto y seguido a la vida. Que es maravillosa y lo mejor está por llegar.

Entrenad mucho y sed felices.